Las investigaciones experimentales sobre el
carácter válido de la Grafología han sido numerosas y, en la actualidad, con el
uso de medios estadísticos y de ordenadores se trabaja en la formación de
síndromes gráficos convalidados por medio de tests psicométricos. A
continuación, se describen brevemente algunas de las pruebas realizadas a lo
largo de este siglo.
Alfred Binet, inventor de tests en la época que fue
director del Laboratorio de Psicología Fisiológica de la Universidad de la
Sorbona, realizó diferentes pruebas, cuyos principales resultados pusieron en
evidencia lo siguiente:
Crépieux-Jamin obtuvo un 92 % de buenas respuestas
en la evaluación del nivel intelectual; otros grafólogos con el mismo material
gráfico obtuvieron resultados positivos del 61 % al 86 %.
En cuanto a diferencias de carácter en once pares
de escrituras, siendo una de cada par un documento de la mano de un criminal,
Crépieux-Jamin acertó en ocho respuestas. En las clasificaciones efectuadas al
azar llevadas a cabo por profanos, se obtuvieron entre cinco y seis respuestas
justas.
Para la determinación del sexo, los grafólogos
obtuvieron un 79 % de respuestas exactas en contraste con los no grafólogos que
solamente obtuvieron un 66 % de respuestas exactas.
Binet concluyó que la grafología era una disciplina
con porvenir e invitó a continuar con la utilización de métodos experimentales
en el estudio de la escritura. Con todo, al revisar las pruebas a que sometió
Binet la grafología, puede observarse que de haberse aplicado todo cuanto hoy
se conoce en Grafología, los resultados obtenidos hubieran sido superiores en
exactitud.
En la Universidad de Harvard, entre los años 1939 y
I 1941, se llevó a cabo la "Investigación Grant". Se invitó a varios
cientos de estudiantes a escribir una solicitud de empleo, firmando "John
Dee" (equivalente a "José Martínez", por ejemplo) y se pidió a
varios grafólogos que analizaran las escrituras de todos aquellos estudiantes.
Luego, los análisis fueron confrontados por una comisión compuesta de dos
psiquiatras, un antropólogo y un psicólogo, quienes conocían a los escritores y
llegaron a un acuerdo con los resultados grafológicos entre un 70 y un 85 % de
los casos.
Una experiencia importante y que tuvo cierta
resonancia fue la llevada a cabo por Eysenck (Graphological Analisys and
Psychiatry, British Journal of Psychology, 1945), el cual, a pesar de sus
prevenciones en contra de las técnicas proyectivas, se pronunció en favor de la
grafología tras los resultados obtenidos. Sometió a 50 enfermos mentales
hospitalizados en un hospital psiquiá- trico a rellenar un cuestionario de
personalidad. Por otra parte, se obtuvo una muestra de escritura de cada
paciente, siendo entregada a un grafólogo, a quien se le pidió rellenar el
cuestionario de cada enfermo en la forma que creía lo hubiera hecho el enfermo.
La concordancia entre las respuestas del grafólogo y las del enfermo fue del
orden del 68 %. Este resultado es a todas luces excepcional, teniendo en cuenta
el rebuscado criterio utilizado.
La grafología, lo sabemos bien, reposa sobre bases
teóricas no desdeñables, como lo demostraron Allport y Vernon en 1931 en su
libro "Studies in Expressive Movements".
Hartoch y Schatel en 1936 analizaron los protocolos
de Rorschach, juntamente con la escritura de 32 sujetos y los resultados
demostraron una armonía con la teoría de psicodiagnóstico del propio Rorschach.
Munroe, en 1944, comparó los resultados obtenidos
con el Test de Rorschach en relación con la escritura. Los grafólogos debieron
clasificar los sujetos en dos categorías: "adaptados" e
"inadaptados" y, de consiguien- te, alcanzaron un excelente acuerdo
en las apreciaciones obtenidas con ambas técnicas.
Recientemente, Patrick Gilbert, psicólogo,
economis- ta y seleccionador de personal, discípulo de Annia Teillard y
Christian Chardon, ingeniero, convertido en psicólogo por vocación, responsable
del Servicio de Personal de una importante entidad bancaria de Francia, ha
llevado a cabo una investigación al comparar los resultados de la aplicación
del Test "Z" de Hans Zulliger (test parecido al de Rorschach, aunque
más abreviado y de más fácil aplicación y obtención de resultados) y ha
contribuido a constatar muchas de las apreciaciones de la grafología
"clásica" y la confirmación de la grafología no francesa. También ha
puesto a prueba un método de grafometría convalidado mediante el estudio de 547
manuscritos de inge- nieros, jefes comerciales, representantes,
administrativos, secretarias, contables, jueces, etc. Todo ello ha sido
validado con la aplicación del "Inventario de Temperamento de Guilford y
Zimmerman". Entre muchos de los resultados obtenidos en la comparación de
la escritura y los tests es el haber podido obtener, apoyándose en ejes
factoriales y variables distintivas, una tipología laboral de 5 grupos que
denominan: Agresivo-defensivos, Reservados, Teóricos, Realizadores
("Réagissants") y Adaptados, así como sus respectivos contratipos.
Gilbert y Chardon también han llegado a través de
sus métodos de grafometría a elaborar unos síndromes grafológicos de gran
seguridad y que corresponden a ocho grandes ejes de la personalidad: Potencial
de acción (im- pulsos fuertes y débiles), Control de las reacciones
(impulsividad e inhibición), Poder de razonamiento (abstractividad fuerte o
débil), Orientación de la inteligencia (práctica o conceptual), Sociabilidad,
Relaciones Personales (tolerancia o espíritu crítico), Tonalidad afectiva
(frialdad y cordialidad) y Equilibrio Personal (anormalidad, etc.).
J. Tutusaus
BOLETÍN NÚMERO 3,
Año 1987
Agrupación de
Grafoanalistas Consultivos de España.- asociación profesional de
grafología miembro de pleno derecho de la ADEG