Eligiendo el camino
Una de las mayores dificultades que
encontramos en el camino de la vida son las paradas continuas que hemos de ir
haciendo para tomar decisiones. El camino se bifurca, se divide, tenemos que
elegir y nos preguntamos ¿hacia dónde me dirijo?, ¿si tomo este camino, estaré
actuando de una forma correcta?, ¿es éste el camino que realmente quiero seguir
en mi vida?, ¿a qué estoy llamado en la vida? En esta última cuestión está
precisamente el origen de la palabra “vocación”: del latín vocatio, que
significa “llamado”.
En muchas ocasiones, las presiones sociales
o económicas nos pueden llevar a elegir, no aquello que deseamos, aquello hacia
lo que nos sentimos verdaderamente “llamados”, sino aquello que más nos
conviene. Esto no obsta para que, cuando llegue el momento adecuado, podamos
permitirnos dar rienda suelta a los sueños y deseos que dejamos atrás y a los
que, por circunstancias, no tuvimos posibilidad de optar.
Y éstos son los sueños e ideales que
constituyen nuestra motivación real, la elección personal de vida. Todos
tenemos alguno, más o menos definido.
Durante la educación escolar, los caminos
vocacionales se van dividiendo; a medida que el alumno avanza hacia cursos
superiores, desde donde se vislumbra la vida universitaria y la “gran opción
profesional”, hay oportunidad de elegir entre diversas ramificaciones, que van
definiendo el perfil vocacional.
Algunos niños tienen claro desde pequeños
cuál es su objetivo, y toman las decisiones y los caminos acordes a su meta
prefijada. Otros actúan por descarte, y van tomando posiciones de la manera
contraria: alejándose lo más posible de aquel objetivo que no les gusta en
absoluto. Algunos, en cambio, se sitúan en territorio de nadie, pueden tener
claro aquello que no les gusta y no tanto aquello que les gusta, pero pueden
situarse dentro de las opciones más cercanas a vocaciones posibles que, llegado
el momento, sean quizás las más adecuadas sopesando otros valores.
Es claro por tanto que, aunque a simple
vista tengamos dudas y no sepamos definir lo que nos llama o lo que nos gusta,
sí poseemos la cualidad de elegir y de, aún sin tener que decidir o elegir de
pronto, poder ir definiendo nuestro perfil a medida que nos vamos descubriendo,
que vamos madurando o que vamos quitando corazas a nuestros valores innatos,
desconocidos, o conocidos pero no atendidos hasta entonces.
Grafología como herramienta de orientación
vocacional
A la hora de efectuar una elección
vocacional, el componente más importante que entra en acción es el conocimiento
de uno mismo, y no sólo de las características psicológicas propias reconocidas
o no, sino también de las aptitudes y actitudes que las complementan, y del
objetivo que queremos marcarnos en la vida para poder ejercitarlas, sacarlas el
máximo provecho, en beneficio de la autorrealización personal.
Nuestra escritura es capaz de reflejar la
globalidad de nuestra personalidad, retratada desde el momento presente, pero
capaz de desentrañar aspectos del pasado y de entrever indicios de proyección a
futuro. El temperamento y la personalidad, las capacidades o aptitudes intelectuales
y volitivas, las actitudes emocionales o de ánimo, así como las motivaciones
hacia uno u otro objetivo vital son pautas claramente observables y valorables
en un texto manuscrito. Luego, claro está, habría que ver si esos factores que
la personalidad manuscrita refleja se corresponden enteramente con la elección
personal, y es función del orientador poner boca arriba sobre la mesa las
cartas de ambos aspectos confluyentes, y coincidentes o no, a valorar en el
proceso de orientación vocacional del alumno o educando.
Concepto de “Orientación vocacional”
Proceso Abarca distintas etapas de la vida
Intervención sistemática.
Funciones:
- Función diagnóstica o de detección de necesidades.
- Función de asesoramiento y apoyo.
- Función de planificación, coordinación y organización.
- Función de evaluación.
Concepto ligado a la toma de decisiones
profesionales
Integración en un contexto pedagógico
La Orientación Vocacional se entiende como
un proceso de empuje, apoyo y ayuda en la toma de decisiones relativa a la
vocación o proyecto profesional de vida, que generalmente se lleva a cabo en un
contexto pedagógico. ¿Ciencias o Letras?
Una de las primeras etapas educativas en
las que el orientador, por medio de la grafología, puede detectar indicios
aptitudinales, actitudinales o motivacionales, es la fase en que el camino se
bifurca hacia Ciencias o hacia Letras. Si bien es claro que lo más común es
encontrar en los educandos perfiles mixtos, algunos sí presentan, ya en estas
primeras etapas de decisión, diferencias motivacionales bastante claras, desde
el punto de vista grafológico, hacia una u otra dirección vocacional.
Después llega el tramo universitario, un
nuevo cruce de caminos en el proceso de elegir la vocación de vida. Y de cara a
este nuevo escalón, el abanico de posibilidades o de opciones de elección se
extiende y se amplía.
Destacar nuevamente que la complejidad de
la persona humana lleva consigo la eliminación de criterios drásticos. Como ya
se ha comentado, lo más normal es encontrar entre los educandos u orientados
perfiles mixtos, perfiles de Ciencias con componentes de Letras y viceversa, e
incluso, dentro ya de cada uno de estos bloques, perfiles mixtos en la
orientación hacia unas carreras o a otras.
Sí suelen presentarse perfiles bastante
evidentes por ejemplo en las áreas creativa, administrativa y comercial. Los
creativos se caracterizan por su originalidad en las formas y también por el
movimiento e irregularidad del escrito y la profusión en las partes altas de
las letras.
Firma de Walt Disney, prototipo de
creatividad.
Por el contrario, los administrativos se
caracterizan por el estatismo, la regularidad en las formas, y un mayor
remarque de la zona media. En el extremo opuesto, los comerciales, típicos por
su agilidad y dinamismo, y por la inclinación de sus letras a derechas, casi
anulando el margen.
También se pueden diferenciar claramente
aquellos perfiles cuya vocación se orienta hacia personas de aquellos más
orientados a máquinas o a datos. Aspectos tal contrapuestos como la
subordinación y el liderazgo, la introversión y extraversión, y otras muchas
características más dentro del gran compendio psicológico que comprende el ser
humano.
El manuscrito pues, se convierte en un
documento enormemente revelador en manos expertas de
orientadores-grafólogos.
A la hora de diseñar planes de carrera, y
ante el abanico de diversidad que se despliega ante orientador y orientado, a
la hora de decidir por una u otra vocación, la grafología, por las pinceladas
aquí expuestas y por muchísimas otras, se presenta como una herramienta útil y
fiable. El análisis de escrituras es una cuestión basada esencialmente en la
práctica, en el ojo clínico que se va desarrollando y despertando más y más, a
medida que se van observando y comparando unos escritos con otros. Esto conduce
a deducir que el orientador-grafólogo experto cuenta con la ventaja de la
agilidad que puede aportar a su proceso de orientación, ya que con un simple vistazo
al manuscrito en sus manos, obtendrá un flash clave y general de hacia dónde
comenzar a dirigir sus pasos, y sobre el que seguir indagando para descubrir lo
más sorprendente y valioso del presente y futuro del alma humana que le ocupa.
Una labor ciertamente fascinante y enriquecedora para ambas partes implicadas.
Sandra
Mª Cerro Grafóloga y Perito calígrafo
http://www.sandracerro.com/files/Articulos/artic-pedagogia/Grafo_OV.pdf
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