Hace ya algún
tiempo que se vienen dando muchos cursillos sobre "Grafología de la firma". No tenemos
nada contra la enseñanza remunerada de la Grafología, pero sí que da la
impresión de que ciertos cursillos suenan a "camelo”.
Ciertamente la
firma es un elemento auxiliar, para el análisis de la escritura, pero aislada
de ésta permite determinar "pocas cosas con certeza.
La Grafología de la firma es más bien una
cuestión monográfica dentro de la enseñanza de la Grafología.
En los múltiples
contactos con personas que podríamos denominar "españoles de a pie"
hemos observado que solamente tienen un conocimiento superficial de la
Grafología y es al adquirido a través de la televisión.
El 95 por ciento de los
"encuestados" suelen preguntar entre escépticos e incrédulos: ¿es
cierto que con la firma se puede saber cómo es una persona? Evidentemente, no.
Se les conteste que es poco lo que se puede determinar y que la Grafología se
basa en la escritura habitual del sujeto a base, si es posible, de diversas
muestras gráficas, conteniendo como aditamento la firma. En otras palabras, que
la determinación de algunos rasgos aislados no constituye un retrato completo. Lo
peor de tales apariciones televisivas es que siempre se trata la firma con
tópicos repetidos e interpretaciones falaces y, frecuentemente, se acompaña con
firmas de famosos, haciendo grafología a "toro pasado", lo cual es
motivo de desprestigio para' la - Grafología como ciencia. Más bien parece un
"divertimento" o la buena ventura...
A nivel
científico, reconocemos la labor hecha por autores tan insignes como Vels y R.
Crepy, siendo sus observaciones de interpretaciones valiosísimas para el
grafólogo profesional. Entendemos que una cosa es difundir el conocimiento de
la Grafología como ciencia seria y otra cosa es vulgarizar un aspecto de la
misma, llamando a engaño a los neófitos sobre las posibilidades del análisis
casi mágico de una simple firma. Exagerando las posibilidades del análisis de
la firma y uniéndolo a la superficialidad y al mercantilismo tenemos ya los ingredientes
básicos para el charlatanismo.
Estamos en una
época en la que si no se presentan las cosas con claridad, se puede caer fácilmente
en la confusión por una parte, o en el papanatismo por otra.
Los grafólogos italianos, por diversos
motivos, no suelen dar una importancia excesiva a la firma y se concentran
básicamente en el texto gráfico. Podemos citar, a tal efecto, a Totbidoni, Zanin,
Moretti y Marchesan. Sin la firma hacen igualmente una labor extraordinaria,
tanto en la elaboración de las bases científicas como en la aplicación práctica
de la Grafología. Reconocemos que cuanto proviene de la escuela francesa o
alemana sobre la firma constituye una aportación inapreciable, pero hemos de
tomar conciencia de sus límites.
Un autor nada
sospechoso de tomar una posición partidista, pues es el autor del libro
titulado "Cómo conocer a una persona por su firma", Luc Uyttenhove,
conocido grafólogo belga también autor de un libro de contenido altamente
simbólico y original ("La nouvelle graphologie"), termina su libro
sobre la firma con las siguientes consideraciones que debiéramos tomar en
cuenta con la máxima seriedad: "...una firma sola, con ser de por sí muy
elocuente, sólo puede ser objeto de una contemplación pasiva; no es más que uno
de .los elementos de estudio. La firma precisa de un texto, o sea, líneas escritas,
para que se pueda realizar una operación de comparación.
Esta: es la
razón de que sea esencial la comparación entre las letras de la firma y las del
texto y de que sólo ella permita una descripción, que a su vez va a permitir
una explicación".
"Por lo
tanto, se puede añadir que el texto refleja el comportamiento social del
escritor. Y esto, por contraste con su firma, que no dice nada de esencial y
que no precisa ser leída, puesto que nada añada al cuerpo del texto escrito. Si
hay un mensaje, éste no se encuentra más que en el texto. Así que la firma es
inútil., al menos en lo que al fondo del acto. se refiere".
"Los puntos
de identidad o de discordancia gráficas entre el texto y la firma explicarán
claramente los sentimientos personales del signatario, tanto con respecto a los
demás como a él mismo. Quien dice equilibrio, dice unidad de actividad,
estabilidad entre impulso y moderación, entre espontaneidad y reserva".
"No pueden
el texto escrito y la firma estar, pues, disociados; ellos
"conforman" el ambiente gráfico, el campo en que el ser se encuentra
en contacto con los estímulos, los atractivos y las aversiones que condicionan
su comportamiento. En dos palabras: el texto representa el destino social del
escritor y la firma, su destino individual".
J. Tutusaus
Bol. 4
1988 La Redacción AGC
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